septiembre 14, 2024

Por Efraín Moreno Arciniega

En las redes de Nayarit, me he encontrado este escrito de una persona militante de la izquierda:

El pueblo es pueblo.

El pueblo es el creador de todas las cosas.

El pueblo es principio y fin de su historia.

El pueblo es todopoderoso porque es eterno.

Son enemigos del pueblo aquellos que no creen en el pueblo.

No es mi intención en esta ocasión hacer un análisis del discurso de este pequeño párrafo, aunque estuve tentado a ello, ya que éste da para mucho; como por ejemplo que “El pueblo es pueblo”. Cuando leí esto, descansé; me dije: que bueno que “El Pueblo es pueblo” y no un camello.

Mi intención ahora, que fue lo que me llamó la atención de este discurso, es la gran similitud que existe entre el discurso político y las liturgias religiosas, que hace algunos años ya hice.

Como puede observarse este párrafo es una paráfrasis del Padre Nuestro que se enseña en el catolicismo.

George Steiner, en su obra “Nostalgia del Absoluto”, plantea al respecto:

Las Mitologías fundamentales elaboradas desde comienzos del siglo XIX, (se refiere entre otras al Marxismo), no sólo son intentos de llenar el vacío dejado por la decadencia de la teología cristiana y el Dogma Cristiano. Son una especie de Teología Sustituta.

Son sistemas de creencias y razonamientos que pueden ser ferozmente antirreligiosos, que pueden postular un mundo sin Dios y negar la otra vida, pero cuya estructura, aspiraciones y pretensiones respecto de sus seguidores, son profundamente religiosas en su estrategia y en sus efectos.

Es la nostalgia profundamente arraigada del Absoluto.

Como nunca hoy tenemos hambre de mitos, de explicaciones totales y anhelamos profundamente una profecía con garantía.

La izquierda de todo el mundo alguna vez rechazó un Dios Divino omnipotente y omnisciente; y terminó creando un hombre al que cree un Dios, otorgándole las mismas cualidades del Dios divino: hombre todo poderoso, que todo lo sabe y que nunca se equivoca.

La izquierda rechazó la relación que las religiones proponen del hombre con Dios porque la consideran una relación de subordinación indigna del hombre con Dios; señalan, que dicha relación es una relación de esclavo y amo. Y terminaron en estas organizaciones y partidos políticos, como esclavos de su líder; con una obediencia ciega a su persona e incapaces de contradecirlo o de cambiarle una coma a sus escritos.

La izquierda rechazó de la religión la propuesta de un mundo mejor en el más allá, porque lo que se requiere, dijeron, es crear dicho mundo aquí en la tierra; y terminaron creando una retórica a sus seguidores de la esperanza de un mundo mejor; mundo que nunca llega pero que los líderes de estas organizaciones les piden a sus seguidores que mantengan la fe, que también es otro principio de la religión, porque dicho mundo de felicidad plena y libertades absolutas, también como en el dicho de las religiones, un día llegará.

Para George Steiner, el discurso de los Partidos Políticos es una copia del discurso de religioso:  

Las Mitologías fundamentales elaboradas desde comienzos del siglo XIX, no sólo son intentos de llenar el vacío dejado por la decadencia de la teología cristiana y el Dogma Cristiano. Son una especie de Teología Sustituta.

Son sistemas de creencias y razonamientos que pueden ser ferozmente antirreligiosos, que pueden postular un mundo sin Dios y negar la otra vida, pero cuya estructura, aspiraciones y pretensiones respecto de sus seguidores, son profundamente religiosas en su estrategia y en sus efectos.

Es la nostalgia profundamente arraigada del Absoluto.

Como nunca hoy tenemos hambre de mitos, de explicaciones totales y anhelamos profundamente una profecía con garantía.

George Steiner plantea que el vacío que deja la decadencia de las Iglesias Cristianas es cubierto por movimientos sociales alternativos, entre ellos los políticos, recogiendo muchas líneas discursivas de aquellas; fundamentalmente los temas de la Justicia Social y la importancia en la vida de los hombres de códigos de conducta moral.

De esta forma, hoy los Partidos Políticos presentan a consideración de los Ciudadanos sus Plataformas y Programas de Gobierno donde exponen los asuntos de Justicia Social y del comportamiento que deben tener los funcionarios frente a la sociedad.

Este futuro de un mundo feliz que nos plantean hoy nuestros políticos es copiado, en opinión de Steiner, del discurso Teológico.

 Pero no sólo es la promesa de un Mundo Mejor lo que según Steiner se robó del discurso Teológico la Política; sino que también fueron al menos otros dos aspectos:

La creación de símbolos que los identifican frente a los demás; como son: banderas, colores, rituales.

Y la creencia firme, en un líder que también los identifica frente a los demás, y que actúa, exactamente, en el caso de los movimientos políticos, como el Mesías que tienen todos los Sistemas Religiosos.

Al respecto, el mismo Steiner después de plantear la similitud que existe tanto el discurso y los rituales entre la Teología y la Política, señala, cuestionando a la política:

Una Mitología verdadera desarrollará un lenguaje propio, un idioma característico, un conjunto particular de imágenes emblemáticas, banderas, metáforas y escenarios dramáticos.

Generará su propio cuerpo de mitos; describiendo así el mundo en términos de ciertos gestos, rituales y símbolos esenciales.

Cuando Marx rompe con la tradición cristiana señalando que no había sido Dios el creador del hombre, sino que el trabajo lo había hecho; nunca nos imaginamos que algunos movimientos de izquierda iban a cambiar al Dios Divino por un Dios Hombre.

A lo mejor porque la izquierda, después de la muerte de Marx, nunca supo que quiso decir con ello el gran filósofo alemán.

¡Un saludo para Todos!

1 comentario en «De la religión que inventó la izquierda»

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