Por Sergio Mejía Cano
Desde la tarde del pasado lunes 03 de este mes que corre, comenzó a circular en portales de internet y demás redes sociales la declinación del actual presidente municipal de la ciudad de Monterrey, e el estado de Nuevo León, Luis Donaldo Colosio Riojas, de su aspiración como posible candidato a la Presidencia de la República con el partido político Movimiento Ciudadano (MC), incluso en el programa “Los periodistas” del portal “sin embargo.mx” , el señor Alejandro Páez Varela, leyó lo que había dicho Colosio Riojas al respecto en un encuentro que tuvo con estudiantes de la Universidad de Monterrey.
Colosio Riojas expone claramente sus motivos de su declinación en tres puntos sustanciales, señalando, palabras más, palabras menos que no quiere ser artífice de discordancia en su partido político y ser un factor de división entre la oposición, además, reconoció que aún no está preparado por tener poco tiempo participando en política, pues hay muchas cosas qué madurar, empezando por su persona y que es algo que se tiene qué reconocer y, la tercera razón o motivo que consideró Colosio Riojas como la más egoísta de las tres, es que sus hijos están pequeños y que necesitan de él, por lo que es el momento para estar con ellos, pues necesitan un papá.
Su exposición respecto a que aún no está preparado porque hay muchas cosas qué madurar por tener poco tiempo participando en la política, además de no sentirse apoyado socialmente como se requiere en estos casos, es una clara muestra de congruencia para consigo mismo y, paradójicamente, madurez mental, pues da a entender que sabe que el terreno que pisa está muy blando todavía y que no puede aventurarse a algo ficticio, inmaduro y que no es viable, por el momento, tomar una decisión precipitada alentada por voces a quienes no les importaría si lo están aventando a un abismo sin fondo posible.
Y si bien todo podría ser posible en el mundo político de acuerdo a como están las cosas hoy en día en el país en cuanto a los acontecimientos políticos que han dado pie a que deportistas y entes del mundo del espectáculo hayan llegado a ocupar puestos de relevancia relativa en la política, inflados por los medios de manipulación que aprovechan la fama de estos personajes que sin ninguna preparación en cuanto a política se refiere, se han llegado a posicionar hasta en cargos de elección popular, he ahí el caso emblemático de Cuauhtémoc Blanco, quien ahora gobierna el estado de Morelos después de haber sido presidente municipal de Cuernavaca; ¿y todo por qué? Pues precisamente debido a su fama como deportista; pero no por ser un estadista o ente político que se precie de serlo.
Luis Donaldo Colosio Riojas, pudo haber aprovechado su juventud, su presencia personal; pero más, el apellido y ser hijo de un político sacrificado misteriosamente. Un sacrificio político que hizo que una gran mayoría de mexicanos se volcara a votar por su sustituto posiblemente debido a la consolación o la frustración de que un candidato del otrora partido aplanadora hubiese sido asesinado; así que por lástima y dolor de muchos mexicanos, este vil asesinato pudo haber contribuido al sentimiento de dolor de muchos mexicanos que, tal vez mentalmente creyeron o creían que al votar por el sustituto de Luis Donaldo Colosio Murrieta, se lavaba la afrenta y el agravio sufrido por el PRI, sus militantes y simpatizantes.
Ojalá y la congruencia y madurez mental que mostró y demostró el joven Colosio Riojas al reconocer que aún no son sus tiempos y que de participar tal vez su vida política se apagaría o le costaría más trabajo consolidarla, la tuviesen o la haya tenido otros políticos de ambos sexos que, al subirse a un ladrillo se marean de tal modo que de inmediato piensan o creen que ya la hicieron y que el país los llama para ir a la grande, siendo que nada más dan muestras de que son presas de la soberbia que los ciega de tal manera que no ven ni reconocen sus escasas probabilidades de ir más allá; un claro ejemplo lo tenemos con el senador Ricardo Monreal Ávila que se creyó, tal vez por sí mismo o por hacerle caso a sus aduladores que sí la iba a hacer para la Grande; aunque claro está, a la mejor fue una estrategia orquestada para despistar al enemigo. Sin embargo, todo indica según su comportamiento de niño caprichoso que sí estaba convencido de que había llegado su momento.
Ahora falta esperar el día de mañana para ver a quién le entrega el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) el bastón de mando.
Sea pues. Vale.