«Acepto mi destino, cualquiera
que sea, pero lucharé por mi
honor y mi dignidad».
Por Luis Alberto Bravo Mora
El día de ayer pasaron tantas cosas en nuestro Estado, que el presente espacio no es suficiente -en este momento- para ponernos al corriente con todo lo que sucedió; pero casi casi, parecía «la noche de los cuchillos largos» o, «la noche de San Bartolomé», más afortunadamente, lo único que no corrió fue sangre, y tampoco era de noche. Hoy vamos a enfocarnos con lo que pasó en el Honorable Congreso del Estado, en donde se llevó a cabo uno de los actos más impactantes en la política local: la destitución de la diputaba Alba Cristal, como presidenta del Congreso y coordinadora de la bancada de MORENA en el mismo, una cosa pegada a la otra.
Quisiera decir que fui testigo de un acto de madurez política y civilidad, pero desafortunadamente no fue así, y en la ‘Casa mayor del pueblo’, que debiera ser ejemplo de comportamiento, sucedió todo lo contrario. Por actos circunstanciales estuve presente en el Congreso en los momentos que todo esto pasó, y pude presenciar uno de los actos de “canibalismo político” más crueles de los últimos tiempos, y ¡ojo!, no lo digo por los diputados que dispusieron proceder legalmente ante lo que ellos consideraban, era ya justo realizar: “un cambio de timón”, pues las cosas las hicieron como dicta la ley, eso quedó claro; el asunto fue todo lo que pasó alrededor de la figura de la diputada Alba Cristal, es lo que lastima y porque no… ¡indigna!
Muchos de los que ayer vi celebrando, apenas en ‘Halloween’ los veía festejando con ella la propia “noche de brujas”. Muchos los vi comer de su mano, muchos los vi alabarla, muchos los vi pedirle apoyo y ayuda para ellos, familiares y amigos, y todos los que yo vi y señalo, me consta que les tendió la mano, claro, que los había aquellos que se sintieron agraviados por ella en algún momento y aprovecharon el espacio para sacar su rabia y saciar su sed de venganza, También los hubo, pero son los otros los que me preocupan y hoy ocupan, porque veo un comportamiento que es una constante en nuestro Estado, un comportamiento cruel y despiadado, un comportamiento digno de una jungla, selva o madriguera de las peores especies carroñeras. Lo he visto muchas veces y lo he vivido personalmente también. En estas tierras la ley es lo que menos importa, la presunción de inocencia es letra obsoleta, las redes sociales son los nuevos juzgados, jueces y verdugos al mismo tiempo, lo que ahí se señala es la verdad absoluta, para un pueblo que presume su ignorancia con orgullo y gallardía.
A Alba Cristal se le señaló, se le juzgó y se le declaró culpable de las 9:00 A.M., a las 10:45 A.M., y ya con esa declaratoria popular se procedió a hacerla añicos socialmente, buscando tumbarle cualquier posibilidad de continuidad política, y ¡ojo! no busco victimizarla ante los hechos consumados, Alba Cristal con su orgullo y dignidad está muy por encima de cualquier acto burdo de revanchismo político. Cometió errores, y ¡ojo! digo errores, no delitos, estos últimos, no me corresponden a mí declararlos, para eso existe una autoridad, y los procesos debidos que, de existir algo turbio, se encargarán de ello, pero por lo pronto lo único claro es la bajeza de muchos a los cuales ella atendió y ayudó.
Errores, claro que los tuvo, pues el mismo viernes ella debió haber presentado su renuncia y dejar fortalecida su imagen para el proceso electoral que se viene; pero no lo hizo y aquí volvieron a fallar sus asesores mismos, que ocasionaron el distanciamiento con su bancada. Tuvo el tiempo para cabildear y lograr negociar el tiempo que requería para salir de otra manera, pero no lo hizo, la volvieron a dejar sola, y nadie se atrevió a decirle lo que se venía, su último error fue no presidir la última sesión y dejar la tribuna ¡con la frente en alto!
De los que me ocupo, solo señalaré que todo quedó enmarcado en el discurso que dio la diputada Mirna en tribuna, arrastrando y balbuceando palabras de felicidad; poco le faltó para llamar a la banda y subir al ritmo de “mi gusto es”. pronto olvidó la diputada que hace apenas un par de semanas Alba Cristal se sentaba a su lado para respaldarla en los señalamientos que a ella le hacían, pero pues “arrieros somos”. Solo queda reconocer que todos, y no solo Alba Cristal, podemos aprender una valiosa lección, y de paso también del caso ‘San Blas’; porque en esta tierra gustamos de hacer polvo a todo aquel que caiga en desgracia, desde las redes sociales.
Yo en lo personal no tengo más que palabras de agradecimiento a la primera mujer en presidir el Congreso del Estado, y me quedo con los momentos que a mí me dio. Es joven y tiene mucho futuro, así que no dudo que logrará salir avante de esto y con la madurez necesaria para seguir adelante.