Por Sergio Mejía Cano
Pues según las últimas informaciones es un hecho que el Partido de la Revolución Democrática (PRD), ha perdido su registro como partido político al no alcanzar en las recientes elecciones federales del pasado 2 de junio el 3 tres por ciento requerido de las votaciones. Así que, por más que brinquen, salten y bailen los últimos integrantes de este partido, todo indica que no hay vuelta atrás y que jamás se volverá a mirar el emblema del Sol Azteca en las futuras elecciones, tanto a nivel local como federal.
Desde luego que es una lástima que desaparezca este partido político debido a como fue conformado para su nacimiento en 1989, después de la diáspora que se dio en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, entre otros connotados priistas que le exigían al entonces presidente de la República, Miguel de la Madrid Hurtado, que hubiese más democracia y transparencia dentro de las filas del PRI. Petición que, desde luego, no fue escuchada y menos aceptada por los priistas más recalcitrantes de aquel entonces y ni por el mismo, De la Madrid Hurtado, quien tal vez sojuzgó como una minoría que no le haría mella al otrora partido aplanadora, sin prever, quizás, el poderoso movimiento que se le vendría encima al tricolor.
Sin embargo, también en su momento, varios analistas políticos predijeron que la salida de Cuauhtémoc Cárdenas y demás seguidores se debió a una estrategia ante el inminente crecimiento de la izquierda mexicana, así que, para paliar este movimiento izquierdista en lo que se pudiera hacer, se decidió en lo alto de las filas del gobierno de Miguel de la Madrid, que los supuestos disidentes del PRI se declararan abiertamente como de izquierda, para atraer así, a los mexicanos verdaderamente de pensamiento izquierdista para evitar que crecieran por sí mismos y crearles un bloque de contención, para que no se desarrollaran de tal manera que llegara a ser un verdadero problema para el sistema establecido, pues con la presencia del ingeniero Heberto Castillo Martínez, así como Pablo Gómez, Alejandro Encinas y otros más luchadores sociales que venían desde las luchas estudiantiles de 1968 (2 de octubre no se olvida), así como de la matanza de aquel fatídico 10 de junio de 1971, conocido como Jueves de Corpus.
El problema fue que posiblemente en la fundación primero del Frente Democrático Nacional, que posteriormente devengó en el PRD, llegaron algunos infiltrados que se decían dizque de izquierda, supuestamente por haber sido guerrilleros y haber sido hasta integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre; supuestamente, porque como, por ejemplo, he ahí al señor Jesús Zambrano Grijalva, de quien se dice que anduvo en la guerrilla y que fue miembro de la 23 de Septiembre. De haber sido así, se entiende que Zambrano Grijalva en sí, jamás supo en lo que se había metido o se metió a la guerrilla con fines aviesos, pues está comprobado fehacientemente que un verdadero izquierdista, jamás pierde su ideología. Y, si bien se dice que es de sabios cambiar de opinión, se supone que este cambio de opinión sería o es más bien para afianzar aún más la ideología que se tenga; sin embargo, Jesús Zambrano hoy en día está considerado, junto con su tocayo, Jesús Ortega Martínez, así como el sinaloense avecindado y creado y formado como político en Nayarit, Guadalupe Acosta Naranjo, como los enterradores del PRD.
Y volviendo a lo de que es una lástima la desaparición del PRD, se debe a que de nada sirvieron tantas persecuciones, desapariciones y hasta asesinatos de militantes del entonces partido del Sol Azteca, pues se documentó en su momento que fueron más de 300 militantes de este ya hoy desaparecido partido político, los asesinados durante los primeros seis años de su fundación o creación.
Y, en cuanto a que haya sido una estrategia del PRI crear un partido supuestamente de izquierda como contención para la real izquierda mexicana, lo malo fue que se llevaron en esta estrategia a mucha gente que creyó de buena fe en este neo partido, personas que creyeron que había llegado su momento de llevar a nuestro país a buen puerto, pero que muchas de estas personas quedaron en el camino debido a su ideología de izquierda y que, posiblemente también estaban considerados como un riesgo para la estabilidad del sistema, un sistema que, precisamente se cayó en las elecciones presidenciales de 1988. ¿Seguirá en vigor eso de, gánale al PRI?
Sea pues. Vale.