Hacía tanto que no alzaba la cara,
que me olvidé del cielo.
Tomado de Pedro Páramo de Juan Rulfo
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Estimados amigos lectores gracias. Desde el triunfo contundente y aplastador de Andrés Manuel López Obrador en la elección del 2018, se vislumbraba la intención de apropiarse de las instituciones para desarrollar su llamada Cuarta Transformación. Según lo que estamos viendo, más la opinión de sociólogos y politólogos, seis años son pocos para cambiar un régimen, por eso es de vital importancia –para ellos– la continuidad en el ejecutivo en el 2024.
Qué lejos estamos de aquel septiembre de 2006, cuando López Obrador exclamó: «Ya decidimos hacer a un lado esas instituciones caducas que no sirven para nada e impulsar la revolución de la conciencia para que el pueblo decida. ¡Que se vayan al diablo con sus instituciones! ¡Vamos a tener un gobierno de la República!», gritó amenazante desde el Zócalo, justo enfrente de donde ahora despacha como presidente.
En aquel entonces el Instituto Federal Electoral, le había negado el triunfo y le entregó la constancia de mayoría a Felipe Calderón Hinojosa, siempre estuvo bajo sospecha de fraude esa elección del 2006, luego Fox aceptaría que metió las manos para que el tabasqueño no ganara, López jamás se lo perdonó al IFE. Pero siguió buscando la presidencia y aceptó jugar dos ocasiones más con esas reglas, no había de otra hasta que el Instituto Federal Electoral, avaló su victoria en el 2018.
Tampoco es un secreto que varios de los consejeros del INE han sido vinculados y con cercanía a partidos y a políticos corruptos. Pero es muy importante el INE para tener elecciones que den certeza. Probablemente el instituto tenga que sanearse, buscar nuevos mecanismos para elegir consejeros, pero también se debe poner mucha atención a quien los elige, porque parece que los de la 4T son los únicos moralmente rectos para decir quién sí y quién no.
Una de las propuestas para palomear quienes son los nuevos consejeros es el doctor John Mill Ackerman Rose, un defensor e ideólogo de la 4T, partidista y cercano al presidente López Obrador, esposo de la secretaria de la Función Pública, y eso ya lo pone en entredicho ante la opinión pública, que conste que no estoy hablando que no tenga calidad moral, ni que sea una mala persona o sea ignorante en el tema, pero además fue propuesto por Rosario Piedra, la cuestionada e impuesta titular de la CNDH, también cercana a López. ¿Entonces cual cambio?
Veremos en que para el proceso de selección de los consejeros y como se conforma el Comité Técnico que evaluará a los aspirantes para los cuatro espacios que, en el Consejo General del INE, ahí están las propuestas de la Cámara de Diputados, el INAI y la CNDH.
Esperemos que se fajen los pantalones y le digan un rotundo no a quien tenga cercanía con el poder y con cualquier partido político. Hay que fortalecer al INE y no adueñarse de él, es una manera de «mandar al diablo las instituciones» y una maldita tentación elegir desde Palacio Nacional.
Entre Palabras
Ya que hablamos de instituciones ¿Qué está pasando en la UNAM? Me cuentan que corre una versión entre los pasillos de CU, y es tirar al rector, son los morenos quienes estarían meciendo la cuna y abriendo la puerta a un cercano de AMLO. ¿Y… la autonomía?
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Muchas gracias y hasta la próxima.