septiembre 10, 2025

Anna Weyant se presenta por primera vez en un museo español

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expo

>> La joven pintora canadiense expone 31 obras en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid, en un diálogo con piezas de maestros como Magritte, Balthus y Preti.

María Esther Beltrán Martínez
Fotos: Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, ubicado en Madrid, presenta la primera exposición monográfica en un museo de la pintora canadiense Anna Weyant, de 28 años, residente en Nueva York. Se trata de su primera exposición e incluye un total de 26 lienzos y obras sobre papel, siendo en total 31 piezas, seleccionadas entre su producción más reciente.

Reconocida en redes sociales, ha atraído la atención de coleccionistas de élite como Jacobs y se suma a su lista de clientes figuras como las tenistas Williams. Los comisarios de la exposición son Guillermo Solana, director artístico del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, y Elena Rodríguez, del Área de Exposiciones.

Voceros del museo explican que las obras de Weyant reflejan referencias artísticas que abarcan desde el Barroco hasta el arte de la primera mitad del siglo XX, periodos bien representados en el Museo Thyssen. La instalación muestra estos vínculos exhibiendo sus pinturas en un diálogo visual con cinco cuadros de la colección permanente, seleccionados por la propia artista, entre los que se encuentran Mattia Preti, Magritte y Balthus.

Conocida por sus pinturas protagonizadas por mujeres jóvenes, Weyant representa un mundo suspendido entre lo onírico y lo cotidiano, con un estilo figurativo moldeado por la tradición artística. Su iconografía retoma los géneros y las convenciones de la historia del arte desde una mirada contemporánea y remite tanto a la cultura popular estadounidense como a movimientos de la modernidad de entreguerras, como el surrealismo. Weyant mira al pasado pero también reflexiona sobre el presente, fusionando su técnica pictórica con un humor negro y una perspectiva feminista muy actual.”

Durante los últimos ocho años, la artista se ha interesado por las complejidades de la adolescencia femenina. Sus personajes parecen vivir esta etapa entre la infancia y la edad adulta en un cuento de hadas o en una casa de muñecas, impregnados por una sensación de expectativa que continúa en un conjunto de naturalezas muertas, donde los objetos se muestran al borde del colapso: globos a medio inflar, lazos deshechos o flores casi marchitas.

El visitante verá algunos de los lienzos de la colección Thyssen-Bornemisza que acompañan las obras de Anna Weyant y que conectan con la temporalidad, como El concierto (1630-1635), de Mattia Preti, o el Retrato de una joven de perfil con una máscara en la mano derecha (1720-1730), de Piazzetta. La incorporación de elementos siniestros que acechan los mundos de sus heroínas se percibe en el Retrato del Dr. Haustein (1928), de Christian Schad, en el que una figura espectral se cierne sobre el protagonista, o en la ilusión creada por Magritte en La llave de los campos (La Clef des champs) (1936). También se incluye en la exposición La partida de naipes (1948-1950), de Balthus.

La artista se ha convertido en moda entre coleccionistas y sus relaciones la han encaminado a trabajar con marcas internacionales, lo que la ha colocado en la vista del mundo del arte. Gracias a este escaparate, se ha producido un aumento de los precios de sus obras en subastas y se ha consolidado su prestigiosa relación con su galerista, Larry Gagosian.

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