diciembre 6, 2025

Cada quien nace con determinada aptitud y actitud

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demonio rojo

Por Sergio Mejía Cano

El demonio rojo y los temores de una época

A mediados de la década de los años 60 del siglo pasado, cierto día andaban algunas personas repartiendo una especie de folletos de mano en mano y en las casas y, en donde no les abrían las puertas, esas personas aventaban ese folleto por debajo de la puerta.
Ese folleto, más parecido a un librito de escasas hojas decía en su portada algo parecido a “Cuidado padres de familia, un demonio rojo nos acecha”. A pesar de que esto sucedió ya hace muchos años, recuerdo muy bien esa frase del demonio rojo, porque en el interior del folleto se alertaba a los padres de familia para que cuidaran más a sus hijos ya que ese demonio rojo lo primero que haría sería robarse a sus hijos, quitárselos para llevárselos lejos de sus casas.

La Guerra Fría y la campaña del miedo

Con el tiempo, papá y mamá nos aclararon a mis hermanos y a mí de qué se trataba lo que decía aquel folleto, indicando mi papá que todo se debía al problema entre la hermana República de Cuba, la bella, y los Estados Unidos.
Porque como el comandante Fidel Castro Ruz estaba recibiendo ayuda de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la hoy desaparecida URSS, era que el gobierno gringo estaba alertando a lo que consideraba desde siempre como su patio trasero —es decir, Latinoamérica— sobre una posible influencia de la URSS en los demás países al sur de la frontera de los USA.
El bloque soviético había adoptado un sistema socialista como el primer escalón para después pasar al comunismo; algo que los Estados Unidos consideraban como lo peor que les podría ocurrir a sus países aliados.
Así que, por lo mismo, se emprendió una campaña para desprestigiar aquel sistema empleado por los rusos y ahora adoptado por Fidel Castro, lanzando infinidad de programas de desinformación y manipulación para asustar a quien se dejara asustar con la posible llegada del socialismo y después del comunismo.
De ahí que lo primero era alertar a los padres de familia afirmando que ese sistema de gobierno lo primero que haría sería quitarles los hijos a los padres.

Una maestra que calmó el miedo

Sin embargo, y afortunadamente, precisamente en 1964, mientras cursaba un servidor el sexto año de primaria en Guadalajara, la profesora Maurilia —una señora ya mayor, de edad similar a la de mi abuela materna, pues uno de sus nietos estaba en el mismo salón— habló con nosotros sobre el famoso demonio rojo.
Todo surgió porque un compañero contó que sus papás se habían asustado mucho al leer aquel librito que les habían dado en la tienda, en la tortillería o en el trabajo.
La maestra nos dijo en clase que no nos asustáramos y que les dijéramos a nuestros papás que eso no era cierto, que nadie —y menos un gobierno— se atrevería a tener que soportar a muchachos vagos, burros, malcriados, que no les gustaba bañarse, y menos tener que alimentarlos.

La URSS, el color rojo y la educación por aptitudes

Tiempo después, ya en secundaria, el tema volvió a surgir en la materia de geografía porque al mostrar el profesor un mapamundi, la URSS resaltaba en color rojo.
Tal vez en varios alumnos seguía presente aquello del demonio rojo. Al preguntarle al profesor por qué de ese color, él respondió que si no habíamos puesto atención: en muchos programas de televisión, a los buenos se les pintaba de azul y a los malos de rojo. Los buenos eran los gringos y los malos los rusos.
Cuando uno de los alumnos preguntó si era cierto que los rusos se llevaban a los niños quitándoselos a sus padres, el profesor aclaró que no era así.
Explicó que en su sistema educativo se analizaban cuidadosamente las capacidades de aprendizaje de cada alumno para determinados oficios. Hay quienes nacen muy truchas para las matemáticas, para la construcción, para la mecánica, para trabajos manuales o para los deportes.
Por ello, se encausaba a los niños hacia aquello en lo que eran más aptos, y el Estado se hacía cargo de su formación en escuelas especializadas, pero siempre con el conocimiento y autorización de sus padres.

Todos nacemos con un camino posible

A lo largo de la historia de la humanidad —y sin denostar a nadie en absoluto— queda claro que sí hay gente que nace para diseñar edificios y otros para edificarlos; personas para diseñar máquinas y aparatos, otras para fabricarlos y otras para darles uso y mantenimiento.
Cada quien nace con su actitud, su aptitud y su camino.

Sea pues. Vale.

🎙️ COMENTARIO EDITORIAL

 

 

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