abril 28, 2024

“Lo que ocurre en las Vegas se queda

en las Vegas. Lo que ocurre en twitter,

se queda en Google para siempre”

Jure Keplic

Por Dr. Pedro Gonzáles Castro y

Dr. Rutilo Tomás Rea Becerra

Hace poco más de medio siglo, en plena guerra fría, aparece un proyecto de comunicación del Departamento de Defensa de los E.E. U.U., que en poco tiempo se convirtió en lo que hoy conocemos como Internet. Mismo que, en breve, gano carta de naturalización entre los círculos académicos y científicos, para luego extenderse al uso masivo con el crecimiento de la infraestructura y el auge de la comercialización de computadoras.

Para 1990 inicia la historia de las “redes sociales” y con ello una evolución imparable en el mundo de las comunicaciones. En este contexto, para el año 2004 un universitario de Harvard llamado Mark Zuckerberg crea la red social más importante del mundo, el Facebook. Para 2005 aparece Youtube y para el 2006, Twitter. Poco a poco el mundo de la empresa vio el potencial de marketing y, para 2007, Facebook adquiere gran relevancia.

Si bien el número de usuarios fue aumentando exponencialmente, la rápida expansión del Coronavirus vino a acelerar este crecimiento. La cantidad de actividades que migraron al concepto de “home office” se incrementaron debido a la cuarentena impuesta y, al parecer, ha llegado para quedarse. Esta modalidad se ha convertido en algo atractivo para las empresas ya que los empleados, aparte de ver incrementado su tiempo de trabajo, absorben los costos de uso de “Red”, equipo de cómputo y demás consumibles.

Para los empleados con actividades administrativas este cambio a “home office” implicó pocos inconvenientes, no así para aquellos que, por la naturaleza de su trabajo, sus ingresos dependen de la presencialidad (vendedores, albañiles, comerciantes, etc.). Claramente, la pandemia aceleró el proceso de pauperización e indefensión de gran parte de la población de nuestro país, convirtiéndoles en presa fácil para la manipulación, algo que, desde luego, los grupos neoliberales no han pasado por alto y lo han estado explotando a su favor. Hambre y enfermedad han sido una constante.

Vivimos tan preocupados por resolver nuestras necesidades básicas, que dejamos en segundo término situaciones relacionadas con la afiliación, el reconocimiento y la autorrealización de acuerdo con la jerarquía de necesidades propuesta por Maslow. Ya hemos perdido la capacidad de asombro ante el incremento de los índices de inseguridad y falta de garantías de salud en el estado de Jalisco, las políticas públicas son letra muerta de un discurso retorico soportado sobre el silencio de los “mass media”

Nada pasa en el reino agavero, pareciera que estamos sumergidos en un mundo “rulfiano” pues, al igual que Juan Preciado, nos comunicamos con seres de otra dimensión a quienes no les interesa el bienestar del pueblo que representan, solo se preocupan por mantener sus privilegios. Otra dimensión en donde el gobernador vive en su “mundo ideal” y el resto de la población vive hostigada por un pésimo manejo en los rubros de inseguridad y salud; un “mundo ideal” en donde solo importa mantener a los viejos grupos de poder sin importar los mínimos principios éticos.

Es tan preocupante la actuación del titular del reino agavero que, ante la aproximación del fenecimiento de la ocurrencia anaranjada, ya hay candidaturas bajo otras siglas, entre las cuales se encuentra “Hagamos” (los morados, algunos dicen que de la Universidad de Guadalajara), un partido local que, al igual que otros, nace divorciado del pueblo y responde solo a intereses cupulares. Si bien dicen que en política no hay nada escrito, lo cierto es que el corporativismo continúa siendo la fórmula infalible. Y, en este contexto, por olvidar nuestra historia seguiremos condenados a ser cómplices en la vieja reproducción de esquemas, en donde muchos por omisión o conveniencia participarán esperando obtener espacios de micropoder.

A la población jalisciense se le sigue hostigando, creándole escenarios de miedo e incertidumbre con el único afán de que renuncien al derecho de la politización para que, de la nada, aparezcan poseedores de las fórmulas mágicas que “velarán” por aquellos que se conserven fieles. Nada más falso y miserable. Se afanan incesantemente en revolver las aguas, en confundir a las masas para seguir aprovechándose de la necesidad ajena.

Los tiempos están encima y las alternativas para el ciudadano de “a pie” siguen siendo nulas. Las opciones que debieran estar presentes adolecen de la vertebralidad requerida y solo se asoman como meras intenciones, quizá ello sea producto de un sistemático aislamiento, pero lo cierto es que la individualidad no puede seguir siendo una constante. Por ello, consideramos necesario seguir insistiendo en la necesidad de generar procesos colectivos en donde se tenga en cuenta la diferenciación entre necesidades reales y no ideales, en donde la inclusión y decisión colectiva sea los pilares de una nueva sociedad desde la perspectiva de la neurodiversidad.

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