Por José Guadalupe Rocha Esparza
Mi cita era hasta las 14:00 horas; a las 12:23 ya había pasado por la aguja providente y esperaba una reacción en los siguientes 30 minutos. Fue impresionante el despliegue de vacunación contra el Covid-19 a cargo de la Brigada “Correcaminos” que instrumentó la Secretaría de Bienestar Nayarit en el Auditorio Amado Nervo para Adultos Mayores de Tepic, su capital.
Todo funcionó con celeridad. Ninguna “cola” (sic) o fila; tampoco influyentes o “listillos” para superar el trámite de la primera dosis. La emoción de estar ahí más temprano tuvo un incontrovertible efecto terapéutico que merece nuestro más amplio reconocimiento. Después de meses de zozobra, recibí la impecable inoculación a mis 63 años, de manera épica y diamantina.
La vacuna de la Universidad de Oxford, AstraZeneca llegó a nuestro cuerpo vía inyección intramuscular, lo mismo que a 59 mil 100 tepicenses, habitantes de 317 colonias y 74 localidades rurales del municipio, aplicada tanto en el Polideportivo de la Feria y como en el Tecnológico de Tepic, además del Auditorio. Es magnífico ser madurescente, joviejo o chavoruco.
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