Por José Guadalupe Rocha Esparza
Ciertos temas temen plantearse entre las personas por incómodos, pero posponerlos generan inestabilidad. Cuando la conexión no se restablece acaba en mayor desencuentro o distanciamiento. Detrás de una charla pendiente están las expectativas incumplidas y más cuando la relación es fuente de frustración y de resentimiento, que dificulta establecer el diálogo.
Las quejas son peticiones encubiertas. Esencial, dialogarlas y aclararlas desde un espacio de consideración, percibiendo los gestos, las posturas y el lenguaje no verbal, en vez de huir o reaccionar a la defensiva ante un reproche. Ideal que las peticiones sean explícitas, breves, concretas y claras, respetando las limitaciones de lo que el otro quiere y puede cumplir.
Una buena manera de cuidar la relación es escuchar, así como procurar la conversación en espiral ascendente, donde ambas partes aclaran el malestar y se liberan con aprecio. Pero si va en espiral descendente, degrada la relación, la seca y alimenta el rencor, la tristeza, la rabia y el malestar. Mutua pregunta: ¿Cómo te gustaría que fuese nuestra conexión?