“No deberíamos estar buscando
héroes, deberíamos estar
buscando buenas ideas”
Noam Chomsky
Por Dr. Pedro Gonzáles Castro y
Dr. Rutilo Tomás Rea Becerra
El 15 de abril de 2018, el entonces candidato a la gobernatura del estado de Jalisco escribió en su Tweet: “Jalisco se ha convertido en referente nacional por asesinatos de activistas y políticos, y recientemente de personas. Esto no puede seguir así. En estas condiciones no se puede hablar de normalidad democrática, en estas condiciones no podemos hablar de un proceso electoral libre”. “Señor gobernador, los jaliscienses le exigimos seriedad y resultados. Jalisco no puede seguir por este camino, en materia de seguridad y procuración de justicia, su gobierno ha sido un rotundo fracaso. Si no puede, deje su cargo”
Paradójicamente, la sentencia sigue vigente. Jalisco cambio de un gobierno priista a uno naranja y los jaliscienses de “a pie” siguen lidiando con la ineptitud. Ni Dante Alighieri se hubiera atrevido a desgraciar tanto a un pueblo como lo hacen el virrey del reino agavero en su proyecto de “refundación” y todos los cómplices que, cual vil zopilotes, vuelan sobre su presa.
102 municipios de Jalisco se encuentran en sequia severa que afecta no solo a la zona norte de la perla tapatía y Zapopan, sino también el sector agroalimentario situación que invariablemente impactará la cadena secundaria. Sumado a ello, la violencia, homicidios y desapariciones sigue en aumento. La delincuencia ya no se esconde, opera con total impunidad a plena luz del día y, literalmente, en cualquier lugar. Tal es la magnitud del problema que ha dado lugar al desplazamiento forzado de 600 personas vecinas de Teocaltiche. Así también, la sistemática extinción del Bosque de la primavera, de su flora y fauna no son un asunto menor.
Y ante estos sucesos la prensa solo dedica unas breves líneas y estratégicamente distrae la atención. Muy probablemente esto se derive del millonario contrato que Alfaro celebró con Televisa en febrero de 2020; 2 mil 663 millones de pesos. Esta situación no es un fenómeno aislado pues, a nivel nacional, la prensa más recalcitrante ha instrumentado una estrategia de control social mediante una distracción sistemática respecto a los problemas importantes. La atención del público es distraída hiperbolizando y/o distorsionando situaciones o dándoles trato anecdótico.
Así tenemos que: no se habla del juicio a expresidentes, en su lugar se hacen memes de los errores humanos del gabinete; no dicen que el PRI, el PAN y MC están violando la ley electoral regalando tarjetas de compra, tinacos o tanques de gas, traicioneramente exhiben al presidente como un promotor de la violencia social; se calla el hecho de que el narcotráfico inició con los gobiernos priistas, y que continuó con los gobiernos panistas, pero se subraya que López Obrador no acabado con el crimen organizado; guardan silencio sobre la corrupción y el desmantelamiento de PEMEX y la CFE, sin embrago se atreven a decir que de nada servirán las refinerías que se están haciendo; se hacen de la vista gorda con los personajes de las noticias, los comentócratas, intelectuales orgánicos y payasos de la farándula, verdaderos testaferros al servicio del dinero, pero dicen que en México no hay libertad de expresión.
Si. Los grupos de poder manejan a su antojo la propaganda, se tiran al suelo y piden que los levanten. Callan el hecho de que por más de setenta años vivimos un totalitarismo presidencial y una “dictadura perfecta”; Guardan silencio respecto a los asesinatos de los 43 de Ayotzinapan, Tlataya, Aguas Blancas, de Manuel Buendía y de otros cientos de reporteros asesinados por el régimen priista y panista; Cierran los ojos ante el patriarcado de los conservadores, ante el odio homofóbico y desinterés por la igualdad económica de género en las empresas que ellos dirigen; se hacen los occisos respecto al pago de impuestos y se victimizan porque ya no pueden seguir sangrando al erario. Impunemente quieren borrar de nuestra memoria todos los horrores cometidos por administraciones pasadas y que olvidemos que la derecha implica mayor desigualdad.
Pero lo que no saben es que hoy estamos decididos a vivir en la esperanza y que esta lucha vamos a ganarla. ¡Para atrás, ni para agarrar vuelo!
