Por José Guadalupe Rocha Esparza
Driblar contrarios era el verdadero placer de Manuel Francisco dos Santos, un arte que hacía reír a las gradas, alegría de Pau Grande, su pueblo natal, futbolista brasileño de las piernas torcidas, regateador zambo en ganar la Copa del Mundo de Chile 1962 por sí solo, tanto como Maradona en México 86, libre, puro y veloz como el pájaro “Garrincha”, 1933-1983.
Junto con Pelé, el más querido de la afición, además exitoso puntero derecho en las copas mundiales de 1958 y 1966 en Suecia e Inglaterra. Garrincha, “La estrella solitaria”, según notas de su biógrafo Ruy Castro, continuó en el mundo de las copas, pero etílicas, bebedor compulsivo hasta el alcoholismo crónico, ardiente enamorado, padre de 21 hijos y fumador.
“La alegría del pueblo” hizo historia en aquella épica delantera “verdeamarilla” formada con Pelé, Didí, Vavá y Mario Lobo Zagallo, un hombre bueno, incapaz de hacer daño a nadie, solo a sí mismo. Su dicho era: “Yo vivo la vida, la vida no me vive a mí”. Falleció en la miseria, velado en el “Maracaná” y el ataúd cubierto con la bandera de su club “Botafogo”.
