abril 27, 2024

Por José Guadalupe Rocha Esparza

Leer es vida. Casi todos los mexicanos sabemos leer. Aun así, somos mayoritariamente analfabetas porque no leemos. Quien sabiendo leer no lee es semejante al que pudiendo ver va por el mundo con una venda en los ojos. El amor a los libros, igual que otros amores, debe empezar en el hogar. Mis padres siempre leían libros, periódicos y revistas en papel.

Leían de Shakespeare y Cervantes; de Tolstoi y Dickens; de Dostoievski y Balzac. En sus obras están los hombres, no los dioses. Está la verdad, no el dogma. Está la vida, no la muerte. Leían “El Nuevo Tesoro de la Juventud”, “Historia Universal” por Oncken, Diccionario “Quillet”, Sociedad Científica “Antonio Alzate”. Leían “Excélsior”, “Siempre”, “Selecciones”.

El libro que no se lee es un objeto inerte, como una piedra o un ladrillo. Cuando leemos un libro, en cambio, el libro adquiere vida, y la adquirimos también nosotros. Leer es conquistar el saber, imaginar, transformar. Para algunos es más complicado que abrir una caja fuerte; para otros no hallan nada adentro; menos comprarlo. Hagamos de la lectura un buen hábito.

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