abril 28, 2024

>> Los derechos vulnerados en este evento, fueron derecho a la vida; derecho a la integridad personal; derecho a la libertad de reunión; derecho a la libertad de expresión y derecho a la protesta social pacífica.

Staff Revista Perfiles

El 10 de junio de 1971, justo cuando se celebraba el Jueves de Corpus, estudiantes de, principalmente, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN) salieron a las calles en apoyo a la huelga de la Universidad de Nuevo León (UANL), reuniéndose en los alrededores de la estación del metro Normal para marchar hacia el Zócalo capitalino.

A finales de la década de 1960, en la UANL profesores como estudiantes presentaron una ley orgánica donde se proponía un gobierno paritario. Gracias a ésta llegó a la rectoría Héctor Ulises Leal Flores en 1971. En total desacuerdo, el gobierno redujo los presupuestos y obligó al Consejo Universitario a aprobar un nuevo proyecto de ley donde se suprimía la autonomía de la universidad. Por ello, los estudiantes salieron a las calles a manifestar su descontento y, quienes integraban el comité estudiantil, pidieron a las demás universidades del país su apoyo. Tanto la UNAM como el IPN respondieron, decidieron unirse y realizar una manifestación masiva el 10 de junio de 1971.

La marcha iniciaría en las inmediaciones del Casco de Santo Tomás, para después tomar la calle de Carpio y salir hacia la Calzada México-Tacuba. Sin embargo, cuando el contingente avanzaba por Avenida de los Maestros, los llamados halcones abrieron fuego contra los estudiantes desde las alturas. Por ello, esta matanza se conoce como “Halconazo”.

“Los halcones” eran los miembros de un grupo paramilitar, jóvenes reclutados en barrios marginados y violentos de la capital mexicana que habían sido entrenados por militares de los gobiernos de México y los Estados Unidos a finales de esa década. Con balas calibre 45 y carabinas 30 M-2 abatieron a jóvenes manifestantes, quienes corrieron para poder salvar sus vidas. No obstante, la persecución acabó después de horas; hombres armados intimidaron en las salas de urgencia de los hospitales a médicos y enfermeras: no debían atender a los marchistas heridos. El objetivo no era disolver la manifestación… era matar.

Desafortunadamente, a 51 años de la brutal agresión el evento no ha sido condenado. Luis Echeverría Álvarez fue jurídicamente exonerado de toda culpa en 2009, por falta de evidencia tangible, y aún se desconoce el número real de personas muertas, desaparecidas o heridas. La cifra oficial señaló ciento veinte fallecidos y cientos de heridos, entre ellos estudiantes, civiles y prensa nacional e internacional.

Así, podemos hacer mención de algunos de los derechos vulnerados ese 10 de junio de 1971:

  • Derecho a la vida.
  • Derecho a la integridad personal.
  • Derecho a la libertad de reunión.
  • Derecho a la libertad de expresión.
  • Derecho a la protesta social pacífica.

Fuente CNDH

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