“Debemos conocer los medios del enemigo;
debemos conocer también nuestra tarea
en toda su amplitud.”
Víctor Serge, marzo de 1925
Por Dr. Pedro González Castro
y Dr. Rutilo Tomás Rea Becerra
Las redes sociales y los medios de comunicación han tenido gran popularidad en los últimos años, están cada vez más integrados en la vida de las personas, interviniendo en su esfera personal, social e, independientemente de su voluntad, les hace sujetas de la propaganda política. Situación que, en un momento dado, puede convertirse en la herramienta más poderosa en contra de la democracia.
Desde sus inicios, Facebook ha sido la plataforma digital más utilizada a nivel mundial, aunque actualmente no es la única en el mercado. De acuerdo con el informe Digital In 2020[1] elaborado por “We Are Social” en colaboración con Hootsuite, la empresa de Zuckerberg reúne a la mayoría de las redes sociales con más usuarios del mundo: WhatsApp (1.600 millones de usuarios), Messenger (1.300 millones de usuarios) e Instagram (1.000 millones de usuarios).
Dos gigantes de la comunicación: WhatsApp, lidera entre las redes sociales de mensajería en 138 países, seguida de Facebook Messenger, que encuentra liderazgo en 74 países alrededor del mundo: Para este 2020, la penetración de las redes sociales se presume será del 49% de la población mundial (3.800 millones de personas), en donde el 99% de los usuarios accede a sus redes sociales favoritas por medio del móvil y, en este rubro, México ocupa el lugar 17.
En entrevistas para el Financiero[2], Jorge Ruiz. J., director general de Facebook México, declaro que en el 2019 en nuestro país había 61 millones de usuarios, 56 millones accedían a través de sus móviles. Según datos del “Imparcial”[3], el 65% de los usuarios pertenece al grupo etario menor a 35 años; población joven que, en palabras de Jorge Benedicto (2009), navega en un mar de incertidumbre, negociando su propio camino entre oportunidades y riesgos[4].
Los jóvenes son un contingente extenso entre el creciente número de conectados a internet, situación que, a nuestro criterio, le convierte en un “grupo de interés” en el convulso mundo de la política; se le crean pautas de conducta, buscando la consecución de un fin intencional.
Hasta antes de la década de los 90s, el centralismo político dictaba que la única forma de participar era a través del partido en el poder, mismo que, a través de los aparatos correspondientes, concentraba todas las tendencias posibles. Y, aunque para el año 2000 se abrieron nuevos espacios políticos a la participación de nuevos actores, las élites políticas acabaron tomando las riendas a través del uso de nuevos mecanismos: manipulación a través de las redes sociales.
Sabemos de sobra que las Redes sociales son el canal por excelencia por donde la mayoría de los sujetos se “informa” e interactúa sobre de las últimas tendencias y sucesos. Si al extenso continente de jóvenes (potenciales actores políticos), le agregamos la capacidad de penetración que ofrece el Internet (tanto para “congregar”, como para desvirtuar) y una estrategia bien delineada, tendremos una táctica de guerra extremadamente potencial.
Desde luego que las elites del poder cuentan con todo un proyecto para utilizar dicho potencial y lo explotan. El espacio cibernético les ofrece varias ventajas: el atacante se siente seguro, ya que no se expone físicamente, dado que su acción se realiza a distancia; sensación de cómoda impunidad. Además, se aprovecha el anonimato de sus acciones al ser complicado identificarle; cualquier usuario que tenga un equipo informático y conexión a internet, con unos conocimientos técnicos que están al alcance de cualquiera y con una inversión económica no elevada, puede actuar a su libre antojo.
Por todo lo anterior, consideramos que:
> Si bien es cierto que la manipulación a través de las redes sociales es una realidad, en la que Facebook y Twiter son los ambientes propicios para la generación noticias falsa (fake news) de impacto inmediato, no es menos cierto que estas mismas plataformas son el vehículo idóneo para realizar, a través de una estrategia objetiva, actividades de contrapropaganda
> Es recomendable un uso inteligente para que estas valiosas herramientas contribuyan a revolucionar la dinámica de comunicación social
> Se debe realizar procesos facilitadores para que los jóvenes se empoderen de los espacios de participación, a los que históricamente tienen derecho
> Es imperante el uso de las plataformas como espacios de organización y de discusión, en donde los sujetos construyan sus estrategias de participación
> Es necesario hacer énfasis en la formación política de los jóvenes, desde una perspectiva crítica y constructivista
[1] https://marketing4ecommerce.net/cuales-redes-sociales-con-mas-usuarios-mundo-2019-top/
[2]https://www.elfinanciero.com.mx/blogs/historias-de-negoceos/facebook-y-sus-61-millones-de-usuarios-en-mexico.html
[3]https://www.elimparcial.com/tijuana/columnas/7-datos-de-Facebook-para-el-2020-20200107-0010.html
[4] http://www.injuve.es/sites/default/files/documentos-1.pdf
Asi es las redes son muy utiles en ambos sentidos. Sin embargo su evolucion nos pondra en la disyuntiva moral de hasta donde esta el limite entre la individualidad humama y su relacion con la tecnologia. Lo anterior derivado de las noticias que comentsn que facebook sers capaz de sincronizar los pensamientos humanos y su sincronizacion con su plataforma.