abril 27, 2024

“Las multitudes siempre

se alimentan de

pandemias psíquicas”

Carl Gustav Jung

Por Dr. Pedro Gonzáles Castro

y Dr. Rutilo Tomás Rea Becerra

El 30 octubre de 1938, un polémico acontecimiento estaba sucediendo a nivel mundial.  Orson Welles ponía el mundo “patas pa´rriba” al provocar  el pánico entre miles de personas, convencidas de que Estados Unidos estaba siendo invadido por un ejército de alienígenas.

Con su debida proporción, recientemente hemos visto y escuchado a algunos oportunistas que participan en política, hacer “declaraciones cientificistas” en torno a la reciente pandemia y, como es de esperarse, sus declaraciones, acompañadas de un oropel “intelectualoide”, han carecido de prudencia y están generando una psicosis social.

Es indudable que una tragedia natural, una epidemia o una crisis económica son situaciones que nos desestabilizan y, consecuentemente provocan una reacción de estrés que nos permite evaluar opciones de supervivencia. Pero, cuando estamos expuestos a un discurso que manipula en lugar de persuadir, todo cambia.

A nivel global, la creciente interrelación de las relaciones económicas, políticas y culturales ha traído consigo efectos colaterales no deseados, entre los cuales la difusión del alarmismo y de los sentimientos de miedo e incertidumbre está pasando a primer plano.

En últimas fechas, la atención mundial ha pasado por diversos escenarios: crisis económicas, la degradación ambiental, incendios, golpes de estado, desarrollo de tecnologías altamente peligrosas, migración forzada, tráfico (en todas sus formas), protestas contra la pérdida del poder adquisitivo, una pirámide demográfica invertida, procesos de elecciones presidenciales a modo, reconfiguraciones políticas y económicas, movilización de las mujeres, etc.

Con este panorama tan convulsionado es obvio que el neoliberalismo requería controlar de inmediato y, cual sentencia bíblica, “aparece” la escusa ideal: una pandemia. La “amenaza de contagio” de inmediato obligó a la promoción del distanciamiento social, llegando incluso al aislamiento, ya sea parcial o total (en algunos países se ha llegado al “toque de queda”).

Se ha observado comportamientos de indiferencia ante las indicaciones sanitarias, quizá como parte de un proceso de negación ante el problema a efecto de no enfrentar la realidad, sobre todo en población vulnerable; aquellos cuyo sistema inmunológico se encuentra comprometido.

Algunos países han cerrado fronteras. Se han detenido los flujos migratorios. Bajó el precio de petróleo, aumentó el precio del oro. Muchas monedas han visto depreciado su valor. Comercios cierran y algunas empresas han reducido su producción. Han caído los mercados financieros, las exportaciones han sido afectadas. Paradójicamente, el impacto ecológico ha sido positivo.

Para “evitar” una catástrofe económica y el colapso de los sistemas sanitario, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha puesto a disposición prestamos, concentrándose especialmente en los países pobres, donde los sistemas de salud son mas débiles. Pero como condición, el compromiso del FMI con los países miembros se basa en el reconocimiento oficial del gobierno por parte de la comunidad internacional, por lo que es fácil suponer que países como Venezuela no podrán contar con dicho apoyo.

Podría afirmarse que el modelo neoliberal se encuentra cerca de su colapso, pero habrá que evaluar si existen condiciones objetivas para ello; lo mas probable es que no. Sin embargo, es imperante aprovechar la coyuntura y establecer una estrategia que permita ir construyendo el andamiaje para impactarle estructuralmente.

Entre tanta convulsión se visualizan muchas oportunidades. Por ello, es necesario dar paso al compromiso, a la solidaridad, al trabajo comunitario, al intercambio de ideas pero también al quehacer cotidiano, a las actividades sociales y políticas, a la lucha constante y permanente por un mundo mejor para todos. Esto es una guerra.

Muchas aristas componen la imagen de esta “epidemia”. A nivel mundial, el neoliberalismo pareciera que trata ampliar su supervivencia, ampliando “moderadamente” el ejército industrial de reserva a la vez que regula el crecimiento de la masa marginal. En el ámbito nacional, el manejo de las actuales autoridades de salud ha sido sigiloso, prudente.

Sin embargo, a nivel local, se ve un gobierno encabezado por un personaje que gravita entre el coronel Relumbrón y el juez Crisanto Bedolla, de la novela de Payno. Un personaje reeditado a quien no le importa más que el aplauso y ve, en la emergencia epidemiológica, una oportunidad para la autopromoción.

5 comentarios en «EL CORONAVIRUS, UNA IMAGEN CON MUCHAS ARISTAS»

  1. Muy interesante artículo y necesario que se lea información racional con un buen análisis, en estos momentos de bombardeo de información imprecisa.
    Es más grave el impacto que genera la psicosis social por la manipulación de masas .
    Saludos maestro Rutilo

  2. En cuanto a la fecha de Orson Welles parece que se equivocaron por 10 años. Creo fue en 1928, ese experimento social a través de la radio.

  3. Benjamín Muñoz. Gracias por el comentario. Solo hacemos lo que nos corresponde y que ello nutra de elementos para nutrir la opinión de los lectores.
    Saludos

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