A pesar de todo las cosas marchan como debieran

Por Sergio Mejía Cano
Primer informe con sello propio
La presidenta de nuestro país, Claudia Sheinbaum Pardo, rindió su primer informe de gobierno en donde resaltó varios temas referentes al avance que lleva en su administración, sobre todo en cuanto a infraestructura se refiere, así como la estabilidad en la economía y claro que no podía faltar referirse a las cuestiones de la inseguridad y la corrupción y más, esta última que, por lo visto, sigue muy arraigada en varios sectores de la sociedad, así como en el mundo empresarial y político.
El Zócalo lleno y el respaldo popular
De acuerdo a las imágenes tanto de video como fotografías que se difundieron en prácticamente todos los medios de información y redes sociales, la Plaza de la Constitución, más conocida como el zócalo capitalino, se vio abarrotada y no nada más la plaza en sí, sino también sus calles aledañas, lo que demuestra el claro apoyo y aprobación popular con el que cuenta nuestra presidenta.
De los tiempos del “día del presidente” a la participación ciudadana
Lejos quedaron aquellos años en donde el informe presidencial se consideraba como el día del presidente en turno, el besamanos y el desfile de personajes políticos que pretendían o aspiraban a la sucesión presidencial o al menos seguir ascendiendo en la escala política y no volver a vivir en el error, es decir, fuera del presupuesto.
En los tiempos de la hegemonía priista hubo días del informe presidencial que se hacían eternos, pues se trasmitían en cadena nacional tanto en televisión como en la radio y también se llegaron a colocar altavoces en plazas públicas y jardines para que los transeúntes lo oyeran. Esto lo recuerdo muy bien porque la primera vez que me llamó la atención uno de estos informes presidenciales fue en el año de 1968, cuando tuvimos televisión por primera vez en casa gracias a las olimpiadas de aquel año, ya que con la novedad de estar viendo la tele casi todo el día, especialmente en los días de asueto, en los tres canales televisivos que había en aquel entonces en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, en todos ellos estaba la figura del presidente, Gustavo Díaz Ordaz, dándose baños de pureza diciendo que su mano estaba extendida hacia el estudiantado, pero añadiendo que todo tenía un límite; añadiendo además que no se había violado la autonomía universitaria, así hubiera entrado el ejército a Ciudad Universitaria.
Voy al centro de la Perla Tapatía y veo y oigo los altavoces en donde se oía la voz de Días Ordaz en las tres plazas que rodean a la catedral de la capital jalisciense; aunque por lo que se podía percibir, poca gente ponía atención a esa voz molesta, pues al igual que un servidor, la mayoría de la gente que andaba en el centro iba centrada en lo que iba a hacer; si acaso algunas personas que estaban sentadas en las bancas públicas que no tenían más que estar oyendo esos altavoces, aunque también se veía gente con periódicos y revistas en sus manos tal vez poniendo oídos sordos a esa voz presidencial.
La diferencia con los tiempos actuales
Caso contrario hoy en día, pues por lo regular después de cada frase emitía Claudia Sheinbaum, a las personas que les interesaba oír sobre cierto tema de inmediato la aplaudían con entusiasmo, como, por ejemplo, cuando se refirió a la reanudación de los trenes de pasajeros, que se oyeron una gran cantidad de aplausos o al decir respecto a los programas sociales y su compromiso para con el pueblo al que no le fallará.
Según se dice, la presidenta mexicana cuenta con más del 70 por ciento de aprobación popular, y no es piña, pues tanto adversarios como opositores y detractores de esta administración federal no han podido demostrar lo contrario. Sin embargo, y como para todo hay gente, de todos modos, sigue habiendo quien no crea que sean ciertas las palabras de Claudia Sheinbaum sobre todo lo que se ha hecho tanto en su administración como en la anterior y lo que dice y afirma en sus conferencias matutinas. Estas voces de incredulidad sobre los avances, progreso y prosperidad que está sucediendo en nuestro país no nada más se dan entre la oposición, detractores y adversarios mediáticos, sino también entre algunos conocidos, vecinos y hasta familiares a los que aún haciéndoles ver que en muchas cosas tiene razón nuestra presidenta siguen dudando, lo que en cierta forma es bueno y mejor, ya que con el tiempo se aclara todo y ahí se comprueba la veracidad de lo que dice nuestra presidenta.
Corrupción, el desafío pendiente
Lo que sí se ha visto que sea más difícil de combatir es la corrupción, que sigue dándose, así como la criminalidad, la que en cierta forma sí se ha logrado reducir; aunque podría haber personajes a los que no les conviene que haya paz en México.
Sea pues. Vale.
COMENTARIO EDITORIAL…