Generadores de odio: un análisis sobre el neofascismo y la intolerancia

Por Adán Echeverría-García
Discursos incendiarios y cinismo neofascista
Los discursos incendiarios de personajes como Trump, Milei, Netanyahu, Meloni, Starmer, Bukele, Salinas Pliego, Lilly Téllez y Charlie Kirk tienen una única finalidad: que el cinismo sea elevado a un tipo de verdad a punta de levantar la voz y repetir sentencias cargadas de odio hacia quienes no piensan como ellos. Ese cinismo neofascista utiliza la religión y una moral medieval para atacar a todos los grupos que luchan por derechos humanos.
No es libertad de expresión, es odio
Se equivocan quienes creen que generar odio es libertad de expresión. Tus libertades terminan donde empiezan los derechos de los demás. No puedes gritar insultos y esperar que las víctimas se queden cruzadas de brazos. Los gobiernos deben legislar para que ese odio no se convierta en una línea editorial ni en forma de tratar al otro en empresas, calles o lugares públicos.
Intolerancia y leyes para la paz
El neofascismo se funda en la intolerancia: quienes se sienten superiores jamás aceptarán las ideas de otros. Por eso existen las leyes de los gobiernos, para proteger los derechos de todos y legislar en favor de la paz.
El contexto mexicano
En México, estos neofascistas insultan a la Presidenta por ser mujer y pro derechos; inventan noticias falsas desmentidas diariamente; y buscan restringir la participación política de grupos sociales. El odio genera más odio, y debe ser señalado y reconvenido.
Cinismo disfrazado de arte y política
Algunos de estos personajes, además de políticos, son artistas y escritores que han recibido becas y apoyos públicos. Su cinismo es evidente, pues sostienen estructuras neofascistas mientras reciben fondos del erario, atacando a quienes defienden los derechos de los demás.
Conclusión: abrir los ojos
Todos estos personajes: políticos, científicos y artistas, frustrados por un cambio en el poder y sus privilegios, llevan años alimentando el odio contra quienes promueven los derechos humanos. ¡Abra los ojos, los oídos y dese cuenta! No hay diferencia entre Liliana Blum y Donald Trump, entre Liliana Blum y Javier Milei, entre Liliana Blum y Netanyahu: son generadores de odio y viven felices de serlo.
COMENTARIO EDITORIAL

