abril 27, 2024

Tener derecho a hacer algo

no es para nada igual a

tener razón al hacerlo.

Gilbert Keith Chesterton

Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez

Estimado lector, gracias. Ayer durante el ejercicio periodístico que realizamos cada noche desde que comenzó el confinamiento, tuvimos un intercambio de ideas muy productivo con Rafael Loret de Mola, el tema ineludible la libertad de expresión en tiempos de la 4T, la coincidencia es que parece que hemos retrocedido en el tiempo a la época de López Portillo, cuando se tenía un control casi total de los medios de comunicación.

Pero como en toda regla hay sus honrosas excepciones, ahí están los medios y periodistas, basta revisar las hemerotecas y no tener memoria corta, el esfuerzo del Excélsior, la creación de la Revista Proceso, el Uno más Uno y una lista de periodistas que se mantuvieron estoicos en los peores tiempos para la libertad de expresión, tanto en la capital como en los estados que lo sufrieron.

Por ello insisto que la libertad de expresión no la construyó un solo hombre, menos López Obrador y sus correligionarios que fueron perseguidos y atacados, cosa que concretaron de manera política en tres procesos electorales. Los funcionarios de la 4T quisieran que la prensa les aplaudiera, no quieren la mínima critica a lo que hacen, no quieren que se les compare con los regímenes anteriores, pero es irremediable, como irremediable será que venga el juicio de la opinión pública por sus decisiones tomadas y sus consecuencias.

Desde la conferencia «mañanera» el presidente miente, estigmatiza e intenta tirar línea para los medios, se pelea con periódicos internacionales y los acusa de nexos con los conservadores-neoliberales, eso sí escudado en su derecho de réplica, un dialogo circular que todos los días pega de garrotazos como si medios y periodistas fuéramos los culpables de los problemas del país. ¿Silenciándolos se termina el caos en el qué estamos metidos?

Ese ejemplo de soberbia «estrategia» de comunicación social se replica en los estados, claro de manera burda y con las problemáticas de las regiones. A pesar de todo López Obrador siempre ha sido así, y sus imitadores resultan una copia absurda, son intolerantes al viejo estilo del PRI, quizás porque origen es destino.

Un ejemplo es el gobernador de Puebla, el que celebró la muerte de la gobernadora y su esposo en un accidente de helicóptero, el que fue conocido por su prepotencia cuando fue senador, él se peleó con López Obrador y luego regresó al ver que se ganaría la presidencia, el que sus conferencias grita y calla a gritos a las compañeras reporteras y como obra cumbre de la intolerancia lanza amenazas a Francisco Zea desde las redes sociales, esos son los demócratas de la 4T.

La tentación de la censura está presente y el coqueteo con la intolerancia es cotidiano, pero el periodismo, históricamente, siempre ha encontrado como sobrevivir a verdaderos retos, y esta vez no será diferente.

Entre Palabras

¿De verdad ya estamos listos, para que el tabasqueño retome sus giras?

Escribe tus comentarios al correo electrónico suartu@gmail.com y sígueme en la cuenta de Instagram en @arturosuarez_.

Hasta la próxima.

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