abril 28, 2024

En la sociedad de masas,

los procesos meramente individuales

son vistos con creciente desinterés.

Carlos Monsiváis

Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez

Estimado lector, gracias. Una de las banderas de las tres campañas presidenciales de Andrés Manuel López Obrador, fue llevar ante la justicia a quienes él llamaba «la mafia del poder», ahí incluía a empresarios de todos los rubros, políticos como expresidentes, comunicadores y servidores públicos que, según él habían cometido delitos para incrementar sus insultantes fortunas a expensas de los dineros públicos.

Y eso no es un secreto, claro que existen y existieron esos empresarios, esos políticos y esos periodistas, en las épocas en que gobernó el PAN y luego el PRI, pero ahora no es diferente, solo que la narrativa de los superiores morales ha querido implantar la idea de que estos sí son diferentes. Inmediatamente de que ganó la elección del 2018, López tiró la toalla, cambió el discurso, un ejemplo fue que dejó la decisión al pueblo para poder enjuiciar a los ex presidentes, eso nunca pasó, le apostó al olvido y lo que tanto pregonaba lo convirtió en demagogia pura.

Incluso varios de los más recalcitrantes «lopezobradoristas», le han pedido en diferentes ocasiones, con firmas o en la conferencia mañanera, que emprenda esas acciones legales sobre los que acusó durante varios años, para ese tema hay oídos sordos. Ese es uno de los grandes pendientes que se han disuelto por el contexto de la pandemia y la depresión económica que ya se enfrenta.

A principios del 2018, en la columna de Salvador García soto, se habló de una reunión en Los Pinos entre Peña Nieto y Ricardo Anaya para descarrilar a López Obrador, pero el presidente no quedó convencido, Peña sabía que su candidato, José Antonio Meade, no tenía ninguna posibilidad de ganar, pero se desencantó de Anaya y decidió emprender un acercamiento con el tabasqueño, el objetivo buscar un pacto de impunidad para él y los suyos por tanta corrupción. Como suele suceder los implicados lo negaron, pero las acciones de López, la narrativa cambió visiblemente.

Las circunstancias le dan una nueva oportunidad a la 4T, sobre todo buscan tener varias jugadas en el ajedrez político para las intermedias del año que viene, seguramente ya anticipan la posibilidad de perder varias curules y la mayoría aplastantes en el Congreso, y a López le gusta tener todo el poder, por ello pretenden acelerar los tiempos en dos casos importantes como el de Emilio Lozoya y el de Genaro García Luna, para desactivar a sus contrincantes.

Por eso no es fortuito el anuncio del Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, sobre la repatriación de Emilio Lozoya para que enfrente a la Ley en nuestro país por el caso Odebrecht y Agro Nitrogenados. No se puede entender que en los movimientos millonarios que salieron de Pemex, no estuviera enterado Peña Nieto.

En el otro proceso, el que se sigue en EU contra Genaro García Luna, también será tema en la próxima reunión de López con Trump, y el argumento de Calderón es similar al de Peña, tampoco estaba enterado del comportamiento de su super policía y amigo, ni de Tomas Zerón.

Esas son dos jugadas que puede ejecutar la administración de López Obrador para recuperar un poco de lo perdido, si las cosas siguen mal, la aceptación social baja y ven que no lograrán el objetivo en las intermedias que vienen… ¿se atreverán a ir contra Peña y Calderón? Veremos.

Entre Palabras

Triste aniversario del triunfo de López, hay luto en muchas familias mexicanas, tanto por el crimen que no baja, como por el COVID-19. ¿Ha cumplido presidente?

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Hasta la próxima. 

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