Todos somos nada,
porque la nada siempre estuvo
y nunca lo estará.
Ernesto Sábato
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Estimado lector, gracias. Comenzamos el tercer año de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, el discurso pronunciado en Palacio Nacional por su octavo informe no presentó nada nuevo, solamente una narrativa optimista y triunfalista que nos hace extrañar al López crítico, al combativo de la plaza pública, al que ilusionó a millones abanderado en el «primero los pobres», pero lamentablemente su administración se ha convertido en un gobierno del priista setentero del siglo pasado en pleno 2020.
De entrada, el plazo para sentar las bases de la Cuarta Transformación terminó, lo mismo que para pacificar al país, tener un sistema de salud estilo europeo o canadiense, nada de esos buenos deseos sucedió y era de esperarse. Parece que el inquilino de Palacio Nacional estuviera fuera de la realidad, como sino conociera lo que acontece en el país, resulta imperdonable para el hombre que ha recorrido todos los municipios del país, o por lo menos de eso se jacta el tabasqueño.
Las historias de personas que han perdido sus ingresos crecen indiscriminadamente, de quienes ya no les alcanza para mantener a su familia, gastos escolares, renta, agua, gas, luz, internet y ni para comprar la flaca canasta básica. Los números no mienten y nos dicen que, al finalizar el año, es decir en 29 días tendremos 12 millones más de pobres. Debería ser motivo de vergüenza que el 73% de los hogares redujeron ingresos.
Han pasado 12 meses más y la ilusión se ha diluido, lo que no hizo en la plenitud de los dos primeros años en que los presidentes en México son realmente fuertes, ya no lo conseguirá atendiendo una elección intermedia en la que a toda costa busca conservar la mayoría en la Cámara de Diputados, ganar algunas gubernaturas y perfilarse a una sucesión presidencial donde regresará el dedazo.
Mientas tanto nos sigue contando historias, como aquella de rescatar a Pemex que es un barril sin fondo al que se le invierten millones y no se ve mejoría, el presidente lo sabe porque se lo han advertido, con ese capricho le ha dado la espalda a la posibilidad de tener una nueva política energética, mientras que la innovación y generación de energías limpias las ha relegado, poniéndose bajo sospecha de beneficiar a las carboneras, negocio de uno de los protegidos del régimen.
Ni se ha manejado bien la pandemia del Covid-19, ahí quedan los análisis mundiales, ni siquiera los internos como los de la UNAM y el IPN, que descalifican con una mano en la cintura los afines, hablamos de OMS que le llamó la atención al gobierno, aunque dicen que fue un mensaje para la población, más de 105 mil difuntos avalan el fracaso, por si fuera poco, se habla de un subregistro de 250 mil más, eso lo sabremos cuando el Inegi de los números y no van a concordar, no les van a gustar.
Luego de 24 meses, la 4T ha buscado que la IP invierta, se arriesgue y los empresarios le entran porque a la UIF la han convertido en el brazo represor de López, pero que quede claro, si deben que paguen, no se trata de solapar como en el pasado, pero es por miedo y no por cooperar, con todo y ello, la caída económica será el triple que los países en desarrollo, personajes como Carlos Slim están molestos por el manejo de esa crisis, aunque siguen haciendo negocios.
El avión presidencial se rifó, pero resultó una burla, porque sigue guardado en su hangar, generando gastos y ni siquiera se ha terminado de pagar. Para los niños y mujeres con cáncer, para los contagiados con VIH escasean los medicamentos, se terminó con las estancias infantiles, el Insabi es un desastre, pero mejor ahí le paramos.
López se ha convertido en un buen contador de historias, a su estilo, despacito, pausado porque no habla ni actúa de corrido, como presidente. Como se dice fueron dos años y al tabasqueño se le fue el tren.
Entre Palabras
¿Qué la pandemia no ha rebasado al gobierno? Tiene razón, los atropelló con todo y Gatell desde abril de este año. ¿Qué no?
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Hasta la próxima.
