La UAN de luto: un grito que Nayarit no debe ignorar

Por Manuel Rueda
La Universidad Autónoma de Nayarit vuelve a vestirse de luto. Tres jóvenes de la Unidad Académica del Norte fueron asesinados a balazos en Huajicori. Tres nombres que hoy resuenan en la indignación colectiva: Nohema Getsamaní Herrera Rodríguez, Mónica Itzel Castañeda Medina y José Manuel García Zamorano.
Eran estudiantes, hijos, amigos, ciudadanos que confiaban en que su esfuerzo y sus estudios les abrirían un futuro mejor. Pero ese futuro les fue arrebatado por la violencia que, otra vez, mancha las páginas de nuestra historia reciente.
El ataque, ocurrido la madrugada del 19 de octubre, fue un acto cobarde: una carroza fúnebre —símbolo de despedida y respeto— fue atacada a tiros por encapuchados armados. La comunidad universitaria reaccionó como debía: con dolor, con rabia y con exigencia.
Desde la administración central de la UAN hasta los representantes estudiantiles, se ha pedido una investigación inmediata y castigo ejemplar a los responsables. Sin embargo, en Nayarit las promesas suelen quedarse en comunicados, y los comunicados, en el olvido.
En redes sociales, ciudadanos de todo el estado expresaron algo que duele porque es cierto: las autoridades son enérgicas cuando se trata de desalojar manifestantes, pero no cuando el crimen se adueña del norte.
La comparación no es gratuita. Refleja una percepción creciente: que la autoridad estatal actúa con fuerza donde no debe y con tibieza donde más se necesita.
Hoy la Universidad no sólo llora a sus estudiantes. También simboliza a una sociedad golpeada, cansada, que siente que el Estado no la escucha.
Urge —y no es una palabra menor— que el gobierno recupere el rumbo, que escuche a su gente, que devuelva la paz a las comunidades del norte y la confianza a los jóvenes que aún creen que estudiar vale la pena.
Porque cuando la Universidad pierde a sus estudiantes, pierde el alma Nayarit entero.
🎙️ COMENTARIO EDITORIAL

