abril 28, 2024

Vivimos en un mundo donde

Las apariencias son las verdades

Carlos Marx

Por Efraín Moreno Arciniega

Palabras pronunciadas en la instalación del

Consejo Académico de la Universidad Pedagógica

Nacional; en Tepic, Nay.

No sé si pueda explicarlo, pero lo quiero decir.

No sé si me puedan entender, pero lo quiero decir.

No sé si deba decirlo, pero lo quiero decir.

No sé cómo ocurrió ello, pero ocurrió.

A partir de 1970 le educación en México empezó a abandonar uno de los principios fundamentales de todo sistema educativo: la enseñanza de conocimientos.

Los proyectos de formación de maestros del país fueron girando paulatinamente hacia el análisis de aspectos formales de la educación, abandonando poco a poco el análisis, de parte de los futuros maestros, de la logicidad científica de los temas planteados en los programas de estudios.

Allí surgieron voces de alerta como aquella de Gilberto Guevara Niebla con su obra “México, un país de reprobados”; donde ya se señalaba que nuestros niños no estaban aprendiendo lo que deberían de aprender.

En 1994, coordiné un proyecto de investigación con estudiantes del posgrado de la ENSN sobre los saberes en temas de educación primaria de los maestros que laboraban en este mismo nivel en el occidente del país. El resultado fue desastroso: Los maestros no tenían los conocimientos fundamentales de dichos temas.

Tiempo después, la OCDE advirtió a México que nuestros Maestros no poseían los conocimientos y competencias necesarias para el desempeño de su función.

A partir de que México se incorporó a las evaluaciones sobre comprensión lectora y razonamiento matemático en estudiantes de educación básica, que este mismo organismo internacional realiza, nuestro país siempre ocupa uno de los últimos lugares. Nuestros niños no comprenden lo que leen, ni razonan lógicamente problemas matemáticos.

Ante estos resultados, lo sorprendente fue que México continuó haciendo lo mismo en sus proyectos de formación docente, y hasta con mayor fuerza: centrarse en aspectos formales del proceso educativo, sin que nuestros futuros maestros estudien en sus escuelas normales, los aspectos científicos que obligan los temas de estudio planteados en los planes y programas de estudios.

Cada de nuestras escuelas están hoy convertidas en grandes guarderías. Allí, a nuestros niños se les trata bien, se les cuida y se les quiere; con la salvedad de que no están aprendiendo lo que deben de aprender para su desarrollo personal y para contribuir al cuidado y desarrollo de este país.

En estos Centros, nuestros maestros estudian didáctica de las matemáticas sin saber matemáticas.

Estudian didáctica del español sin conocer los principios fundamentales de nuestra lengua.

Lo más triste es ver, que maestros y estudiantes de estos Centros de Estudio, creen que así están preparados para enseñar las matemáticas y el español en las escuelas de educación básica.

Esto equivale a decir, que alguien que llevó didáctica del idioma alemán, sin saber alemán, pueda creer que está preparado para enseñar alemán.

Ninguna didáctica puede entenderse, sin entender y tener pleno conocimiento, de la asignatura que se pretende enseñar.

Así, el fracaso de nuestro sistema educativo tiene una explicación: Nadie enseña lo que no sabe.

Todo esto está pasando hoy también en nuestra Universidad Pedagógica Nacional: Enseñanza de las formas y no de las esencias de las cosas.

En nuestra Universidad hay que volver a estudiar la Metáfora de la Caverna de Platón, para concluir, como lo hizo Carlos Marx muchos años después, que vivimos hoy creyendo que las apariencias son la verdad de las cosas.

Nuestros resultados, lamentables:

Último lugar en la obtención de una plaza en el sistema educativo de nuestros estudiantes.

Nula investigación.

Nula difusión de conocimientos.

Este fracaso igualmente tiene una explicación: Trasladamos el discurso de la educación básica de las formas a nuestra universidad y también nos hemos perdido.

Ese discurso de las apariencias y las formas, los “especialistas” ostentosamente le han llamado “La inteligencia emocional”. Con la que la enseñanza se ha limitado a la atención emocional de nuestros estudiantes; lo cual no es malo; lo malo, se reitera, es que toda la enseñanza se ha limitado únicamente a ello; olvidando que hay al menos otros tres componentes más en el proceso de enseñanza:

El estudio de contenidos.

El desarrollo de habilidades.

Y la construcción de una cosmovisión en los estudiantes. (Valores y código de ética).

Los cuatro componentes son esenciales en la enseñanza; si hubiera prioridad de alguno de ellos, no sería el de la inteligencia emocional; sería el estudio de contenidos.

Toda aula y toda escuela son, ante todo, centros de relación de conocimientos. La esencia de toda escuela es esto: una relación de conocimientos entre los maestros y los estudiantes. Nuestras escuelas no pueden ser centros psiquiátricos, aunque deben atender, en la medida de sus posibilidades, los problemas emocionales de nuestros estudiantes; pero en la Universidad estos problemas no pueden subordinar a la academia como hoy está aconteciendo.

Es el momento de evaluar todo en nuestra Universidad.

Hace ya mucho tiempo, quizá desde 1994 en que fuimos transferidos con el ANMEB, que las reflexiones académicas desaparecieron de nuestros espacios.

Todas las determinaciones a partir de ese tiempo, las hemos hecho con criterios administrativos o burocrático. No sabemos por qué hacemos las cosas, pero las hacemos.

Nuestra oferta educativa nunca ha tenido un fundamento que la justifique.

Tenemos una licenciatura en educación indígena, que se oferta desde el siglo pasado, obsoleta en su currículo, de la que han egresado más de cuatro mil estudiantes, cuando el total de la educación indígena de Nayarit ocupa solo menos de novecientos maestros; y a la Universidad no se le ha ocurrido actualizar la oferta o dejar de hacerlo.

Lo paradójico de ello, es que nuestras autoridades han presumido esto, presentándolo como el gran logro de nuestra Universidad.

Una Maestría en Educación Básica que nadie sabe qué es lo que allí se hace; y para qué está funcionando. Después de años de haberse implementado no se conoce alguna aportación de la misma a los retos y problemas del Sistema Educativo de Nayarit.

Una Licenciatura en Intervención Educativa, diseñada para atender los programas educativos emergentes, y que aquí en Nayarit se presenta como la panacea para la educación básica.

Plagio de tesis, dictaminadas con Mención Honorífica.

Herencia de un grave asunto de corrupción en el otorgamiento de plazas académicas sin respeto al marco legal del caso, que hoy está incidiendo en la atención de los estudiantes.

Estos son sólo parte de nuestros problemas y retos que hoy tenemos.

A todo esto, hay que adicionar una grave decisión tomada por la SEP en este tiempo:

En Educación Básica ningún niño debe reprobar.

Esto es, En el Sistema Educativo de México no hay evaluación de los aprendizajes.

El problema es, que Sistema Educativo que no evalúa los aprendizajes de sus alumnos, no puede determinar en qué nivel de logro se encuentran ellos.

Esto ha repercutido en nuestra Universidad: Nuestros alumnos piden que no se les evalúe; lo preocupante es, que esta demanda, sea apoyada por la autoridad.

Confío en que este grupo de académicos de la Universidad acepte el reto de enfrentar estas problemáticas y las pueda resolver en un futuro antes que alguien nos observe que nuestra Universidad no tiene ya razón de ser.

¡Muchas Gracias!

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